miércoles, 7 de enero de 2009

tunel-...


Voy caminando en medio de un túnel
sin resplandor ni luz que me alumbre.
No hay horror ni temor que me asuste
y desde este hoyo pretendo la cumbre.
Voy caminando en la mitad del túnel
solo hacia adelante, es la costumbre,
pues volver para atrás sería insalubre,
o me traería más incertidumbre.
Estoy perdido en el medio del túnel.
Ahora necesito que alguien me ayude,
alguien que hasta el final me catapulte
para que el Diablo aquí no me sepulte.
El buen recuerdo a mi pasado alude,
pero nadie aquí me oye, ni acude.
Siento la asfixia del calor que me percude
y el escozor en la piel que me sacude.
No hay puñal que a mi conciencia torture,
ni odio humano que a mi calma perturbe.
No hay enemigo que a mi mente turbe,
pero hasta el recuerdo en este sitio me aturde.
Voy recordando que ayudé al que pude.
Quiero evitar que mis ojos pierdan lustre.
Quiero desahogarme como escritor ilustre,
mientras la angustia de mi boca fluye.
Paralizado en el medio de este túnel,
mientras mi carne en el cajón se pudre.
Afuera mi castillo de naipes se destruye.
Allí afuera, mi hogar a nadie le incumbe.
Solo esperan que mi esposa enviude
y que en dos días su alma ya no enlute,
para conseguir con ella ese disfrute.
¿Me quedaré a esperar ese derrumbe?
No, y eso ¡de ningún modo se discute!¡
A quien le importa cuando alguien sucumbe!
Si no me importa a mí, ¿en quien más repercute?
Tengo que luchar contra la muchedumbre.
Estoy sentado en la mitad de este túnel.
Salir de aquí en poco tiempo me urge.
Pero hasta acá, hice todo lo que pude.
No tengo más fuerzas, que Dios me ayude.

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